miércoles, octubre 31, 2007

Juan Goncalvez, legado de trabajo y honestidad

A mediados de abril de 1963, llegó a tierras valencianas Don Juan, quien, proveniente de Magdalena Domar (Portugal) y aún sin establecer un matrimonio formal -pero sí con la mirada puesta en el amor de su vida-, observó en esta región una mejor alternativa de vida y progreso. A los pocos días comenzó a trabajar con perseverancia en diversas panaderías, mientras la suerte le sonreía y podía adquirir al menos un pequeño local para laborar, en función de adaptarse a las necesidades económicas de aquel entonces.


Cada día que despierta, abre la santamaría de su negocio el señor Joao Goncalvez, mejor conocido como "Don Juan", valenciano de corazón que cumplió recientemente 44 años de gratas vivencias en la ciudad, desempeñándose de manera gentil y jocosa como despachador de víveres en el abasto "Prébol".

Efectivamente sus aspiraciones se hicieron realidad al poco tiempo, cuando montó un pequeño abasto en la avenida Bolívar de Naguanagua, lugar donde a pesar de que realizó grandes esfuerzos por surgir, no tuvo la suerte esperada, ya que el sitio seleccionado para el funcionamiento de su negocio en aquel entonces estaba muy alejado de los urbanismos y, por lo tanto, no tenía la connotación esperada en materia económica.

En busca del amor de su vida...
A pesar de la dificultad presentada y luego de escribirle muchas cartas a su novia durante cuatro años, Joao viajó nuevamente a su país natal, pero no para rendirse, sino para buscar al amor de su vida, Maria Magdalena, con quien contrajo nupcias en Portugal y se regresó nuevamente para seguir probando suerte en la ciudad de Valencia, jurisdicción considerada por este hombre nacionalizado como "un sitio privilegiado".
Así fue como en un santiamén inauguró junto a su esposa un local pequeño llamado abasto "Prébol", cuyas instalaciones ubicadas en el callejón del mismo nombre, en la cuadra de la antigua arepera "Mayantigo", comenzaron a ver sus frutos desde sus inicios.
Aunque Don Juan montó de manera adicional una carnicería, debió cerrarla al poco tiempo, ya que se encontró con un buen grado de competencia en la zona y no le resultó rentable para sus aspiraciones.
No obstante, continuó trabajando duro junto a María en la venta de víveres, charcutería y licorería, faena que ha desarrollado de manera legal desde sus inicios, en pro de satisfacer las múltiples demandas de los vecinos del sector, e incluso de un gran número de trabajadores de la zona, quienes ven en ese pequeño rincón un sitio de descanso para aliviar la sed, luego de culminar sus labores.

Cosechando la familia...
A la par del trabajo, Juan fue cosechando poco a poco el crecimiento de la familia, con la llegada de sus cinco hijos varones, todos valencianos. Juan, Imanuel, José, Luis y Miguel se han convertido hoy día en grandes profesionales, gracias a la constancia de sus padres y al deseo de superación que mantienen como personas de bien.
Pese a que algunos de los descendientes son casados y otros solteros, el hijo menor de Juan, Miguel µngel, se encuentra actualmente al frente de la administración del local y lo acompaña día a día en la dura tarea de atender a los clientes, llevar la contabilidad del negocio y hasta velar por la pequeña agencia de lotería que ahora fundó bajo la tutela de su padre, quien a pesar del paso de los años no pierde las ganas de trabajar ni de atender a sus vecinos.
Considera Joao que actualmente las cosas se han puesto difíciles en el país porque no se consiguen algunos productos en el mercado como la leche, mantequilla, azúcar y aceite, entre otros rubros de primera necesidad; además, cuenta que anteriormente tenía la facilidad de que los proveedores le llevaban la mercancía hasta el local; pero ahora, en vista de la escasez que se ha generado en Venezuela, debe ingeniárselas para salir a buscar los artículos más solicitados por los consumidores.
Sin embargo, y pese a estas vicisitudes, Juan tiene la expectativa de ampliar su local a través de un crédito que fue solicitado en una reconocida entidad bancaria, en función de llevar a feliz término la remodelación adecuada de este abasto que ha suministrado víveres durante más de 40 años a la comunidad del callejón Prébol.
Considera también que todas las personas que expenden productos del consumo diario deben sincerarse con los precios y no realizar alzas indebidas en los artículos regulados, ya que además de causarle un daño económico a la sociedad, estarían metiéndose en un verdadero "problemón" con el Seniat.

Se quedará en Valencia...
Aunque nuestro entrevistado ha visitado su país unas cinco veces desde que llegó a Venezuela, afirma de manera contundente que se quedará en Valencia porque le gusta para vivir; además, ha trabajado con gran esfuerzo durante toda su vida para dejarles a sus hijos el legado de la honestidad y la constancia para ser alguien en la vida, en función de conseguir lo que se quiere.
"Juancito", quien está próximo a cumplir sus 74 años de edad, aún atiende su abasto de manera alegre y dedicada, y aunque el paso de los años le ha restado rapidez para ejercer sus labores, aspira a continuar ejerciendo la venta hasta que Dios se lo permita, ya que ésa es su pasión y así lo ha demostrado durante toda su vida con la enseñanza impartida a sus hijos, pues Joao es de los que piensan que "para surgir hay que trabajar duro y constante".



Fuente: Nuestra Gente - Diario Noti Tarde

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