lunes, julio 30, 2007

Joaquín Marta Sosa, poeta

Todas las mujeres y el amor en la poesía
Una y muchas son las amadas que el poeta Joaquín Marta Sosa retrata en su reciente poemario Amares

ANA MARÍA HERNÁNDEZ G.

Una y muchas son las amadas que el poeta Joaquín Marta Sosa retrata en su reciente poemario Amares, publicado por bid&co editor.


"Yo creo que la biografía amorosa de todos los seres humanos está compuesta por una multiplicidad de seres. En mi caso, una mujer es el centro de los poemas, y allí reverberan todas las historias de amor, sombrías, buenas o malas, infructuosas por las cuales uno ha vivido, y, en última instancia, se atreve con el poema de amor".


Así, en pleno siglo XXI, prevalece la historia amorosa, "donde el ser humano se entrega de la manera más desnuda, menos controlada".


Marta Sosa establece que hay dos momentos en los cuales la gente tiene encuentros de "desnudez absoluta: el encuentro amoroso y el religioso".


Para él, allí está la explicación de que una persona abrace religiones "muy crueles" y ame perdidamente, a la vez, a "mujeres muy feas"; a despecho de que a continuación venga toda una disertación sobre la belleza y el ojo de quién la ve.


De modo que solamente hay un paso entre lo amoroso y lo místico. De esto último, "tengo un libro editado hace seis años, Invocaciones, donde me acerqué al poema religioso, místico. Luego en todos los libros posteriores el tema religioso está presente, particularmente en El río solitario. No es que mi vida sea un péndulo entre el amor y la religión, pero se puede definir en esos dos pilares".


Sobre lo religioso, Marta Sosa no se confiesa creyente de una fe en particular, aunque fue profundamente católico. Practica la meditación, y tal praxis "forma parte de una necesidad espiritual absoluta. Sin la pasión religiosa me sentiría en medio de ninguna parte, y no es que lo religioso te salve, pero por lo menos hace que la vida cobre un significado, y, especialmente, la muerte; que es siempre el drama que tenemos pendiente, sobre todo a partir de cierta edad".
El escritor ahora está radicado en España, aunque viene con frecuencia a Venezuela. En ese ir y venir, y en un mundo tan convulsionado como el actual aún le quedan fuerzas para hacer poesía.
"Sobre todo en la actualidad. La vida está hecha para vivirla de modo placentero, de un modo gozoso, y hay que buscar en medio de los altibajos el equilibrio, las maduraciones, las instancias para que crezca más nuestro corazón, nuestra alma, nuestro ser en el tiempo. Cuando estamos atravesados por crisis tan tremendas y feroces como las de este tiempo y sin que se salvaguarde país alguno, la impresión es que la poesía y la búsqueda de lo esencial, del sentido de las cosas, puede ir al rescate; o al menos puede servir como barco de salvación, para quienes la practican o la leen".


De nuevo Marta Sosa insiste con el carácter religioso: "la poesía es oración, sea cual fuere su tema, comenzó en el rezo primario, que se convierte en canto. Cuando uno escribe un poema de amor en este tiempo, ¿qué le añade al amor? La posibilidad de que la vida tenga un sentido, por sórdida y violenta que la percibas".


Da testimonio de lo anterior cada vez que lee poemas ante un auditorio. "Tiene el poema un efecto encantatorio, sobre todo el poema oído. Cuando se dice en auditorios, la reacción de la gente siempre es la misma, como si de pronto se encontraran con una revelación, un sobrecogimiento. Creo que la poesía nos coloca en el centro mismo de nuestra originariedad, cuando la palabra era sonido".




El poeta trabaja actualmente lo que considera su "último poemario"; un libro que titulará Heridas del incendio, "me da la impresión de que esa voz poética que encontré ya se agotó. Caminé muchos años hasta dar con ella, me ha dado cinco libros, que no es poco".


Adicionalmente culmina un libro de cuentos que se llamará No todos los días son felices. "Es un libro de cuentos que yo vine haciendo en paralelo con mi poesía, se diría que desde 1985, son cuarenta y dos cuentos. Tengo cuatro años, casi cinco, trabajando en una novela. Su título es No cesa de llover. Está muy adelantada, pero me ha costado mucho, me viene a ráfagas. Me levanto un día, avanzo y avanzo y luego viene el desierto. Le falta la otra mitad".


Lo que intuye el escritor es que en la novela tanto la historia como los personajes se independizan del autor.





Un poco de Historia :

Durante su última visita a Caracas en junio del 72 el inolvidable chileno Víctor Jara escuchó una tradicional canción de cuna venezolana. Le gustó tanto que compuso varias estrofas con el poeta venezolano Joaquín Marta Sosa. Luego con gran sorpresa se enteró de que la música pertenecía al himno nacional de Venezuela. Pero simultáneamente, el folklorista Luis Felipe Ramón y Rivera descubrían datos que les permitía afirmar que la canción de cuna era más antigua que el himno y que muy probablemente el compositor de éste se basó en ella



Cuando seas grande (canción)



Arrorró, mi niño que tengo que hacer,

lavar los pañales, sentarme a coser.



Don José trabaja y María también,

y yo trabajando te doy de comer.



Coso una bandera de rojo y azul,

estrellitas blancas, dorada la luz.



En esas manitos que fuertes serán

por llanura y sierras banderas cantarán,

banderas de Pedro, banderas de Juan.



Cuando seas grande podré descansar:

la voz de Bolívar en ti vibrará.

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