martes, diciembre 30, 2008

Josu Calvo y su Diccionario enciclopédico de mitología indígena venezolana

Josu Calvo es pintor, pero durante más de 20 años se dedicó a una incansable cruzada: investigar y aprender sobre mitos, leyendas y vocablos indígenas venezolanos. Vivió con ellos, aprendió sus costumbres, vio cosas que no se podrían creer y ahora propone un libro de 898 páginas, que a manera de diccionario, reúne 5.000 términos y 144 ilustraciones que sirven para entender cómo se ve el mundo desde la visión de estos pueblos



FOTOGRAFÍAS CLAUDIA RODRÍGUEZ R. claudiarromero@yahoo.com


Todos los mitos descifrados

Un zamuro-hembra con 12 cabezas, jaguares de distintos colores pero invisibles, monos violinistas, pájaros-toro, venados que se convierten en ratones, una criatura mitad hombre-mitad sapo, mujeres bachaco, danta o pereza; un niño colibrí, una niña catarro, hombres onza, un esqueleto caníbal, una isla que cambia de lugar y una ballena chiquita que va creciendo junto con la laguna donde está. Y esto no es todo.
Entre los yukpas cuentan que ellos fabricaron el primer avión, pero un estadounidense se los robó.
Los warao dicen que en una cesta estaba guardada la noche hasta que alguien la abrió y apareció la oscuridad que no existía. Para los pemones debajo de su tierra plana existen tres mundos paralelos idénticos al de ellos. Un relato de los makiritares habla del jaguar Manuuwa que junto con dos niños se sacaron los ojos para jugar con ellos. Los yanomami creen que al principio de los tiempos las mieles tenían voz y la selva se llenaba con sus murmullos, y que cuando llueve hay peces que caen del cielo.
Algunos barí afirman que el arco iris nació de la sangre coagulada de un oso y que inicialmente no tenía colores.
Lo que se cita es parte del Diccionario enciclopédico de mitología indígena venezolana, un original aporte que Josu Calvo Gutiérrez acaba de editar luego de una investigación que inició en 1982. Se trata de un libro de 898 páginas que reúne 5.000 términos y 144 ilustraciones relacionadas con leyendas, cuentos, rituales, conceptos, palabras y vocablos de los originarios habitantes de este país.
Calvo es pintor de profesión y llegó a esta pasión por azar.
"Trabajé en una compañía de seguros muchos años, en el centro de Caracas. En una librería cerca de la oficina tenían ofertas que ponían en unas cestas. Como siempre fui apasionado de toda la mitología, un día pasé y me encontré un libro de mitología makiritare. Lo compré, lo leí y me volví loco. 15 días después volví a pasar y conseguí Cuentos y mitos guajiros. Por supuesto que lo compré y me volví más loco. Empecé a preguntar sobre el tema, a buscar y adquirí Los hijos de la luna de Daniel De Barandiarán y Bárbara Brändli, trabajos antropológicos. Leía, leía y me decía: `esto tiene que llegar a alguna parte’. Y la gente empezó a recomendarme cosas. No me planteaba escribir, no sabía cómo hacerlo, pero sí dibujar lo que leía, que era la idea original".



–¿Cómo llega al diccionario?


–Para poner en orden la información que recopilaba, se me ocurrió hacer un diccionario. Empecé a poner todo en orden alfabético y por etnias en fichas de cartón guardadas en cajas de zapatos. Llegaron a ser tantas que se convirtió en un problema en mi casa. Luego, cuando tuve la visión de lo que el indígena quería que se dijera, hice la estructura del libro, que cambió muchas veces. El esqueleto primordial fue lo que recibí de los indígenas, lo que me pidieron que dijera y la manera de decirlo. Seguí la narración de ellos tras una serie de viajes que hice a los lugares donde viven.
Pintor al fin, varios de sus dibujos a lápiz están presentes en el libro, así como fotos tomadas por él, mapas con la ubicación territorial de los grupos indígenas y gráficos que describen sus diferentes cosmogonías. En el Diccionario, cada grupo está separado por familias lingüísticas, que es como están clasificados en Venezuela: Arawaco, Caribe, Chibcha, Tupí-guaraní y grupos independientes. Y dentro de cada una de estas familias, sus distintos grupos, que suman 28. Este compendio tiene también un apéndice de referencias de arquitectura, astronomía, botánica, climatología, geografía, geología y zoología.


–De todos los cuentos, ¿cuál es el más bonito?


–El del origen de los tejidos guajiros: Una niña muy fea fue encontrada por un muchacho y se la llevó a su casa. Sus hermanas dijeron que era horrible, que cómo se le ocurría. Pero en la noche, la niña se transformaba en una bella mujer que le hacía tejidos al muchacho y se los regalaba al día siguiente.
Entonces, las hermanas decían que eran ellas las que tejían.
Un día el muchacho se escondió y descubrió a esta hermosa doncella tejiendo, la quiso tener como mujer. Ella le dijo que no y salió corriendo. Cuando el muchacho la alcanzó y le tocó el vestido, se convirtió en la araña Waleker.


–Y un cuento terrible...


–Tienen espíritus realmente macabros que se alimentan de los muertos. Que si vas al río te comen, si vas solo de cacería, te suben a los árboles, te lanzan al suelo y te destrozan los huesos. Espíritus que te engañan haciéndose pasar por un familiar que está herido: cuando lo cargas sobre tus hombros, te comen el cerebro. Están las famosas hechiceras: damas hermosas y voluptuosas que te llaman y te pierdes. También ancianas, brujas y madres-monstruo cuyos hijos son unos engendros.
Calvo se detiene en un relato yengatú sobre el origen de Poronaminare, uno de sus dioses: "Una virgen sale embarazada tras ser visitada por una sombra que se desprendió de la luna. Antes de que el pequeño nazca, la madre sueña que el niño tiene el cuerpo transparente y es alimentado por colibríes y mariposas que le traen néctar de las flores.
Cuando nace el niño, hay un alboroto general: Los animales están alegres y los pájaros vuelan en enormes bandadas formando una enorme algarabía. Al día siguiente ya es un hombre y, desde una montaña y con una cerbatana, divide la tierra y le da a cada animal un lugar donde vivir".


–¿Y que aprendió sobre plantas medicinales?


–Hay helechos que todo lo curan, los yukpa los usan mucho. Hay una planta para esterilizar a la mujer y otra que les devuelve la fertilidad. Probé esos brebajes y son amarguísimos. Los buscas en la selva y te dicen que es una liana, un bejuco, y te lo muestran. Pero para uno son todos iguales, ellos son los que saben cuáles son.


–¿Qué recuerda de los viajes que hizo?


–Una familia yanomami me adoptó como un hijo casi un mes. Estaba con mis pantalones, pero descalzo y sin camisa.
Ellos no conocen el pudor, yo sí. Y tienen como un sexto sentido. Saben quién eres con tan sólo mirarte. Les gustó que nunca los fotografié, grabé o escribí delante de ellos.
Les preguntaba mucho y tuve acceso al personaje más importante: El piache. Vi sesiones de curación interminables, vi cosas que no se podrían creer. Cambié para siempre.
Hasta hace poco decía la hora con sólo ver el sol, como lo hacen ellos. Hay cosas que me pidieron que no divulgara.
Para eso hice otro diccionario, pero secreto.


–¿Cuál sería la gran enseñanza que ofrecen estos pueblos?


–Apreciar exactamente qué significa bajar un fruto de un árbol, comértelo, saber que la concha va al suelo, que se pudre y vuelve al ciclo. Tocar el árbol y sentir que es un agente como uno. En fin, saber vivir y no complicarse la vida.



El Diccionario enciclopédico de mitología indígena venezolana se consigue en la Galería Azularte. El Hatillo. Teléfono: (0212)961 5667. / Librería y Tarjetería Paseo. C. C. Paseo Las Mercedes, Sector La Cuadra. PB. Local 23.







lunes, diciembre 29, 2008

"El despertar de los cabruncos" Fotografías de Paul Launois

El despertar de los cabruncos, muestra individual del fotógrafo Paul Launois integrada siete retratos en blanco y negro de habitantes del Páramo andino de Los Nevados los cuáles, más allá de los rostros, captan la esencia de un pueblo laborioso y madrugador.







En agosto de 2007 Paul Launois, cámara en mano –motivado por los años vividos en la región-, se adentró en el poblado de Los Nevados, estado Mérida, con la intención de capturar con su lente la esencia del que considera un pueblo madrugador y laborioso, "de hombres, mujeres y niños de trigo, maíz y papa, que olvidamos que existen; el venezolano originario del que nunca debimos alejarnos". El resultado de este trabajo es El despertar de los cabruncos, una serie de siete imágenes en blanco y negro –básicamente retratos-, realizadas en formato 6 x 6, que reflejan esa esencia a la que se refiere Launois.
Por estar basada en retratos de sus habitantes, Launois quiso recuperar alguna de sus tradiciones o leyendas. "Llaman cabruncos a los espíritus que viven en el fondo de las lagunas y que al molestarlos y despertarlos generan una neblina muy espesa que tapa el paisaje casi de inmediato. En algunas ocasiones se le atribuye la desaparición de las personas que por ahí andaban. Los habitantes de los páramos creen mucho en las ánimas y los espíritus y por medio de ellos le dan explicación a algunos fenómenos naturales cotidianos".


Si bien Paul Launois es conocido por su trayectoria en el mundo de la gastronomía, en esta oportunidad nos presenta otra faceta que lo apasiona: la fotografía. "Desde que me acuerdo me he interesado por las imágenes, mis primeros intentos se dieron gracias a una Polaroid que me regalaron cuando era muchacho, de ahí y en adelante me han fascinado las cámaras y la fotografía, pero sin reparar demasiado en aspectos técnicos ni artísticos. Ya con mi carrera de cocina bien desarrollada decidí darle un carácter más formal a mi afición por la fotografía".


Como fotógrafo, Launois comenzó su formación en Roberto Mata Taller de Fotografía, escuela donde ha tomado cursos con profesionales como Ricardo Jiménez, Ricardo Peña y el propio Roberto Mata; además, ha participado en expediciones fotográficas nacionales e internacionales. En el campo culinario, estudió hotelería en el Hotel Escuela de Venezuela en Mérida y, una vez graduado, realiza pasantías en la Escuela de Artes culinarias y Hotelería de Francia. Ha trabajado en importantes restaurantes del país galo -Guy Savoy, Hotel Sofitel, Hotel Ambassador- y de Venezuela -Citron Café, O'Club, Tantra, Europa, Le Gourmet, Tupe-; desde 2004 se desempeña como chef ejecutivo y socio de Antigua Bistro Italiano.


Fuente: Analitica

domingo, diciembre 28, 2008

Marianela Maldonado la autora del guión que conquistó a la Academia en 2007

Recrear un clásico, alargar una historia, alterar un fi nal. La pieza Pedro y el lobo fue compuesta por Serguéi Prokófi ev en 1934, pero fue hace varios meses cuando la venezolana Marianela Maldonado se encargó de modifi carla y adaptarla a un guión cinematográfi co. El esfuerzo de su trabajo, y del resto de los realizadores, la condujo a imponerse en los premios Oscar de este año, al recibir el galardón como Mejor Cortometraje Animado. "Fue muy emocionante –y también inesperado– recibir semejante reconocimiento.

Trabajar en el cortometraje fue una labor de amor y dedicación. Sabíamos que sería un hermoso proyecto, pero no sospechamos que ganaría tantos premios y afectaría a la audiencia de una manera tan signifi cativa".




EULIMAR NÚÑEZ SOCORRO eulnunez@el-nacional.com

FOTOGRAFÍAS CORTESÍA MARIANELA MALDONADO





Desde los 14 años, Marianela escribe historias de fi cción, principalmente cuentos y relatos. "Asistí a los talleres literarios de Laura Antillano en Valencia, de Eduardo Liendo en la UCAB y a los talleres de narrativa que se imparten en el Celarg con Osvaldo Trejo.


Siempre me ha fascinado el arte de contar historias".


Antes de adoptar la realización de guiones como profesión, Marianela ejerció el periodismo en Venezuela, cubriendo la fuente de sucesos. "Resulta devastador contemplar la tragedia y estar en contacto directo con personas golpeadas por la violencia, especialmente cuando la indiferencia y la impunidad son la norma". Sin embargo, esa experiencia despertó en ella el deseo de narrar acontecimientos desde otro punto de vista, explorando lo que ocurre en el interior de las personas en momentos oscuros y difíciles, a diferencia de la mirada más objetiva y distante del periodismo.


El reto de creer en uno mismo En 1998, Marianela se muda a Inglaterra. Estudia inglés por un año y luego cursa estudios de guión y dirección cinematográfi ca en la National Film and Television School. "Allí me di cuenta de que el sueño de hacer cine podía convertirse en realidad. Durante mis días en la escuela escribí muchos cortos de fi cción y aprendí a trabajar en equipo, pues el cine es esencialmente un arte colectivo. Después de la graduación en 2002, intenté encontrar trabajo en la industria, pero resultó bastante difícil, así que me dediqué a toda clase de actividades: trabajé como vendedora en una tienda, acomodadora en un cine, mesera y traductora, mientras al mismo tiempo desarrollaba proyectos cinematográfi cos”.


Su suerte cambió cuando dos de los cortometrajes que escribió y dirigió fueron aceptados en el Festival de Cannes. “Parte de mi trabajo fue reconocido internacionalmente.


Poco a poco encontré empleo como guionista en algunos proyectos interesantes y, además, gané un par de becas de estudios. En 2006 participé en el programa de residencia de escritura del Festival de Cannes y viví durante cinco meses en París compartiendo e intercambiando ideas con cineastas de distintas partes del mundo. Regresé a Londres a fi nales de 2006, donde volví a establecerme.



Al principio, fue muy difícil escribir en otro idioma; pasaba horas traduciendo y buscando palabras en el diccionario. Por eso me decidí por la animación, donde los diálogos y las historias tienden a ser menos realistas. Siempre me ha interesado la literatura fantástica y me parece que la animación resulta un medio ideal para desarrollar historias de este tipo”.


Su mundo real


“Robin –mi pareja– y yo hemos vivido juntos por ocho años. Compartimos la pasión por el cine, la literatura y la música. Él también es cineasta y escritor, y se gana la vida dirigiendo videos musicales y trabajando en series de animación.


Ahora tenemos una bebita de un mes, llamada Theodora Dune.“Para un guionista, la experiencia vital siempre es parte esencial en cualquier proceso de creación. Sin embargo, muchas veces, no escribo directamente de manera autobiográfi ca, sino que intento traducir esa experiencia en personajes y situaciones fantásticas.


Puedo decir que mis fortalezas son tener mucha disciplina, trabajar con tenacidad, ser optimista ante las adversidades de la vida y mantenerme curiosa ante el mundo que me rodea.


Desde que me mudé a Europa todo ha sido un gran reto, desde escribir en otra lengua hasta tener que sobrevivir en una de las ciudades más costosas del mundo, pero me parece que si se cree en uno mismo, es posible superar cualquier obstáculo”.


"Fue muy difícil escribir en otro idioma; pasaba horas traduciendo y buscando palabras en el diccionario"



Fuente: Revista EME




sábado, diciembre 06, 2008

Ricardo Tirado sopotocientas vivencias


Locutor, escritor, periodista e investigador, desempeñó una destacada labor en el ámbito televisivo, cinematográfico y gerencial de la cultura nacional. Tenía 73 años de edad y su deceso se produjo en la ciudad de Caracas el miércoles 3 de diciembre de 2008.


Sr. Tirado yo lo veía en televisión, en sus programas de cine en el Canal 5 (Televisora Nacional), había leído que usted le puso el nombre a Napoleón Bravo (José Ovidio Sánchez) y le dío la oportunidad de debutar en la pequeña pantalla; tambíen leí su gran admiración por Doris Wells, quien esta reseñadisima en el libro "Amores Públicos I". Pero, sin dudarlo lo recuerdo como el "responsable" de traer la "Esclava Isaura" cuando dirigió el canal 5, exitosa telenovela, y que usted reconoce que sí, pero que el mayor éxito fue la transmisión de "La Sucesora".
Quiero darle las gracias por publicar este homenaje a los que han trabajado en el cine, el teatro, la radio y la televisión en Venezuela





Ricardo Tirado, toda una personalidad íntimamente ligada al sector cultural venezolano, falleció este pasado miércoles, en horas de la mañana. Su lamentable muerte se produjo a consecuecia de un paro respiratorio, que le sobrevino en su residencia, ubicada en la Urbanización El Paraíso. Contaba con 73 años de edad. De padres venezolanos, había nacido en Nueva York en 1935.

Locutor, escritor, periodista e investigador, Tirado desempeñó una destacada labor en el ámbito televisivo, cinematográfico y gerencial de la cultura nacional. En su juventud fue actor de teatro y tv.

Profesional de vasta y reconocida experiencia, sus conocimientos sobre la industria del espectáctulo se hicieron sentir empresas e instituciones tan diversas como Radio Caracas TV, Venezolana de Televisión, Televisora Nacional Canal 5, Fundarte y la Escuela de Cine y Televisión de María Cristina Capriles.

Ricardo Tirado fue director de la Televisora Nacional C-5, cargo que ejerció en sustitución de Manuel Frai Frijalba. Durante su gestión colocó a este canal del gobierno en los primeros lugares de sintonía al emitir en su programación nocturna las telenovelas "La Sucesora", "La esclava Isaura", "Dancing day", entre otras. Igualmente fue jefe de promociones de Venezolana de Tv. Y vale destacar la labor que desempeñó al frente del Departamento de RRPP de Radio Caracas TV a finales de los años 70.

De la misma manera produjo las telenovelas “Doña Perfecta”, protagonizada por Lupita Ferrer y Daniel Alvarado y “El hombre de hierro” con Rebeca González y Javier Vidal.

Luego de ejercer funciones gerenciales, se dedicó a la investigación cinematográfica, llegando a publicar dos tomos de la Historia del Cine Venezolano.

Retirado de la actividad profesional, Ricardo Tirado se dedicó a escribir sus vivencias con infinidad de luminarias nacionales, las cuales plasmó en dos libros: "Amores públicos I", publicado en el 2004 y "Amores públicos II", editado por la Fundación para la Cultura Urbana y bautizado el pasado 22 de octubre.


Vayan a sus familiares nuestra más sentidas palabras de condolencia... y al querido Ricardo Tirado, al que siempre recordaremos como el hombre afable, bonachón y gran amigo que fue: ¡Paz a sus restos!...

Fuente:
Meridiano

Reseña biográfica





sábado, noviembre 29, 2008

Estilita de Pérez, manos que tejen sueños

Las ágiles manos desandan entre las fortalezas de las hojas. Las mismas van describiendo un mundo místico, en donde protagonizan los dedos de una predestinada como si se tratase de los antiguos hombres del maíz, descritos en las deidades religiosas del Popol Vuh.

El pintoresco pueblo de El Eneal, hermano siamés de Duaca, debe su nombre a la enea, planta herbácea, de la familia Tifáceas, que crece hasta más allá de 2 metros de longitud, propia de lugares de condición húmeda. De sus hojas fuertes y bien cimentadas, Estilita de Pérez, una emprendedora mujer de raíces tocuyanas, realiza una serie de piezas que realzan los poderes creadores del pueblo.

Alexander Cambero




Recorriendo las calles del poblado, en el sector El Común, justo detrás de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, Estilita de Pérez relata su andar por la vida.


-¿Cuando comenzó a realizar piezas con la paja enea?


-Hace aproximadamente unos treinta años mi padre, un recio tocuyano, nos notificó que nos marchábamos del pueblo rumbo a la población de El Eneal, para aquel entonces distrito Crespo. Recuerdo que partimos con la ropa que traíamos encima. Allá en Morán, continúa, trabajaba con otro tipo de materiales, como hojas de cambur, paja dulce, ramos de diversos tipos de hojas. Al llegar al nuevo destino, me percaté de la abundancia y bondades de la enea y casi movida por un impulso comencé a trabajarla.


-¿Quien te enseñó a tejer?


-Mi madre en sus ratos libres me ponía a realizar estas labores. Me emocionaba ir dándole forma a distintas piezas y muñecos. Esta actividad viene con mi familia de generación en generación, creo que es una tradición que viene con mis ancestros, aprendida de la sabiduría aborígen.


-¿Cómo se prepara el material utilizado?


-La paja enea se recoge en sitios de mucha humedad, valga decir lagunas o charcas, se seleccionan las más largas, aquellas que no posean ningún tipo de picadas. Posteriormente se dejan al sol por cinco días, hasta lograr que la misma quede tostada y fácilmente manejable para el tejedor. Este material trae un revestimiento natural que la protege de los ataques de las polillas o insectos, explicó. Logra gran consistencia y durabilidad, además es magnifica para decorar cualquier ambiente.


-¿Recuerda cuando vendió su primer trabajo?


-No lo puedo olvidar. Estaba desempleada y una profesora de Barquisimeto necesitaba unos sombreros para una exposición de un liceo. Le indiqué con gran emoción que el sombrero más grande costaba cinco reales. Ella sin mayor discusión abrió su cartera y me compró aquel trabajo que significó el inicio de una faena con la que he criado a mis siete hijos.


-¿Qué precios tienen ahora?


-Los precios son módicos. Varían de acuerdo a lo que el cliente quiere. Hacemos ánforas, sombreros, cestas, muñecas, floreros y hasta nacimientos. Le cuento que un buen sombrero vale entre 20 a 40 bolívares fuertes, siempre el doble o triple más económico que en cualquiera tienda especialista en el ramo."Hay que entender que somos de los pocos en Venezuela que trabajamos con la paja enea".


Aprovecha esta oportunidad para decir que quiere expandir su radio de acción hacia diversos ámbitos de la nación. Pretende colaborar con la tradición del dictado de cursos y hacer exposiciones para que este arte precolombino no muera.


-¿Que áreas cubren con sus trabajos?


-Todavía es una práctica artesanal. Sin embargo tenemos pedidos de diferentes partes de la república. Asimismo muchos de lo que hacemos, tiene resonancia fuera de las fronteras patrias. He tenido encargos de Inglaterra, Francia, Estados Unidos y últimamente de México. Eso me llena de satisfacción y orgullo pensar que comencé hace treinta años, con una actividad que era vista por algunos como una forma de perder el tiempo. Creció y siguió fantaseando con seguir tejiendo el sueño de Venezuela.


Quiere que todo aquel interesado la visite en su residencia, situada en el sector El Común, calle Negro Primero, detrás de la iglesia de Nuestra Señora de La Asunción, El Eneal, parroquia José María Blanco, municipio Crespo. Teléfono: 0426-9564372. Después de compartir un delicioso café, salimos al encuentro de las calles del poblado.


Las campanas repicaban como testimoniando que la población de El Eneal, crece y fortifica su espíritu ciudadano con las hábiles destrezas de la enea, cuando rompe la calma de la laguna para exhibir sus penachos. Hay algo de simbiosis entre las manos que tejen sueños y el pasado de una comunidad, que mira el futuro con ansias de transformación.



Fuente: Diario El Impulso - Barquisimeto


miércoles, noviembre 26, 2008

Edgar Leal, lumbrera gastronómica

Time, Wine Spectator y The New York Times le han dedicado páginas completas. La razón es que Cacao Restaurant, su nido gastronómico estacionado en Miami, enciende la dicha de exquisitos paladares entre los que despuntan el actual candidato presidencial de los Estados Unidos, el senador John Sidney McCain III; Juanes, Chayanne y Thalía



POR Nora Valerii

FOTOGRAFÍA Roberto Montoya / Rodolfo Graciano





En sus ajetreos diarios, Edgar Leal se comporta como un mortal cualquiera. Entonces, para confirmar su estatus en las cumbres gastronómicas, se hojea una vez más su currículo y comienzan a florecer los asombros. Es cierto. Tiene válidos motivos para ser divo y sin embargo espanta la petulancia de su proceder. Un promedio de 21 años han cernido apetitosas victorias: ser el fundador de los vientos irresistibles del restaurante Ara en Caracas y el caudillo diligente de una guarida miamense: Cacao Restaurant, cartel destinatario de numerosos reconocimientos a los que, por supuesto, se anexa su orquestador.
Eminencia gustosaLos condimentos de esta propuesta han destapado humeantes nombramientos: ser el “Restaurante de mayor prestigio”, según la experta evaluación de la revista Wine Spectator, lo que a su vez lo ha hecho figurar en vanagloriados medios de comunicación a los que muchos aspiran pero pocos logran. The New York Times, la revista Time y el programa televisivo Today Show de la NBC roncan en su hoja de vida junto a otros orgullos.
Su pericia para ensamblar manjares le valió, en el 2004, la nominación como “Chef estrella de las estrellas nacientes”; la medalla otorgada a su comedor como “Mejor restaurante de Miami”, corona avalada por la revista Food & Wine, y el brillo de ser uno de los “10 mejores restaurantes de Florida”, licencia emitida por la guía Zagat y figurar en el America’s Top Restaurants. Además de ser el embajador escogido por el arquitecto Antonio Ochoa-Piccardo para asesorar los rieles de su lujoso restaurant Tao Tie Tuan en Beijing, en China, fue nombrado el representante de Miami para el encuentro Miami Latin America Food Festival sucedido en el Ciragan Palace Hotel Kempinski de Turquía. Japón, y Su Alteza Imperial, la Princesa Takamado, también han sucumbido a sus alquimias culinarias y la Johnson and Wales University de Florida lo categorizó como “Chef visitante distinguido”, título extensivo a los más destacados profesionales del ramo. Junto a Anthony Burdain, pisó Caracas en el 2007 para liderar una conferencia sobre Gerencia y Liderazgo, dones que ha sabido amolar para emprender una conversación eterna con el éxito desde que, el 21 de febrero de 1969, saludó al mundo.
Aunque nacido en senderos venezolanos, Edgar Leal cuenta que pasó su niñez en “Nueva York, pero siempre iba de vacaciones a San Tomé, cerca de El Tigre, donde vivían unos tíos. Luego de 12 años fuera, nos mudamos a Caracas, allí estudié en el Instituto Escuela”, recuerda. El ser hijo de un profesor universitario en el campo de la Medicina que desde “hace 25 años labora en el Mount Sinai, una escuela de medicina localizada en Nueva York”, y una madre bibliotecóloga quien “siempre estuvo vinculada a la Fundación Mendoza y, hasta actualidad, a la Siderúrgica del Turbio S.A., (Sidetur)”, lo obligó a entrenar precozmente su piquiña por la Cocina: “Como ellos trabajaban mucho, al regresar del colegio a mediodía cocinaba para mí y, en ocasiones, invitaba a mis compañeros de estudio”, recuerda Leal en torno a su gateo en este cosmos.
Grande entre los grandesAl graduarse de bachiller -y aunque en un desliz inicial se había inscrito en la Universidad Central de Venezuela para estudiar Administración-, aprovechó un preámbulo vacacional para seducir formalmente a la estufa. El hobby se transformó vocación cuando corrió con la fortuna de que, antes de emprender la carrera, “hubo un paro nacional en Venezuela de universidades que duró un año entero. Eso me hizo desistir y entregarme por completo a la Cocina”.
Desde entonces, no ha parado ni un segundo hasta llegar a los calderos de la neoyorkina The Culinary Institute of America, “considerada la Harvard de la Cocina” como aperitivo instructor y desde allí se ha convertido en el saltimbanqui porfiado de fogones gobernados por verdaderas lumbreras: fue pasante del famoso elBulli de Ferrán Adrià templo con tres estrellas Michelín. También en España, sondeó los anaqueles tutelados por el chef Premio Nacional de Gastronomía, Iñaqui Izaguirre; en La Gran Manzana, absorbió las lucideces de Daniel Boulod, uno de los mejores del planeta, inventario al que se anexan los franceses Pierre Blanchard y Marc Provost, para juntos resumir herencias admirables: “De Adrià, aprendí a dedicarle tiempo a la investigación y a la experimentación; de Izaguirre, el uso de óptimos productos naturales; de Boulod, su capacidad gerencial y táctica para sacar adelante más de 300 cubiertos en una noche y que todo salga perfecto; de Blanchard, las salsas y bases y de Provost el orden y la estabilidad en el restaurante”. Así aspiró el néctar de guías a los que “algún día me gustaría igualar”.
Máquina de saboresFerviente admirador de quienes “cambian su vida para mejor y a la vez transforman el futuro de los que le acompañan”, es también semilla de otros floridos jardines a los que, en su momento, regó de aprendizajes. Entre esos pupilos, celebra los laureles de “Gregorio Jiménez, David Posner, Gamal Fadlala, Daniel Urdaneta, Gabrielle Lamantia, Anabella Morillo y Mariana Montero, mi esposa”, quien hace ocho años lo secundó en su ida a Estados Unidos: “Me vine a Miami en el 2000 con planes de conquistar y competir en un mercado de acceso mundial. Fui invitado por Willy Del Nogal, el creador del Yamato Sushi Bar, a hacer un restaurante en South Beach. No nos fue bien, y motivado por Luis Alejandro Aguilar, Jorge Redmond y Miro Popic monté Cacao Restaurant en Coral Gables”, rememora. Con un acervo de estirpe internacional, Leal tuvo que ajustar algunas tuercas al mercado local: “Aumentamos un poco el tamaño de las porciones en relación a Venezuela. Hicimos dos menús: uno para almuerzo y otro para la cena, y cocinamos con menos sal”, revela.
El repertorio ofrecido a los comensales, es producto de la lectura de “muchos libros. Viajamos cuando podemos para hacer pasantías en otros restaurantes. Investigamos, experimentamos y, al final, sacamos los costos para ver la rentabilidad del nuevo plato”, enumera.
La tónica ha sido provechosa y respaldada “por casi todos los ex presidentes de Latinoamérica, el juez Baltazar Garçon, el actual candidato presidencial de los Estados Unidos, el senador John Sidney McCain III; Juanes, Chayanne y Thalía, entre otros”. Para quien desee sumarse a la lista, y comprobar por qué Cacao Restaurant “es Premio a la Excelencia de la Fundación James Beard y Premio Wine Spectator por la cava de vinos que tenemos”, debe contar con un promedio base de 77 dólares por estómago.
Buena parte del secreto radica en hacer que las alternativas sean “deliciosas y sencillas”, y en los ingredientes. “El sistema de envío expreso en Estados Unidos es sensacional, gracias a Fedex y UPS. Las lechugas, pescados caribeños y los vegetales son locales. Los hongos vienen de California; la quinoa, de Bolivia; el bacalao fresco llega diariamente de Alaska; los camarones, de Ecuador; el atún de la costa del Pacífico de México. Todos los pescados son frescos, sin congelar”, detalla.
Fanático de los cuchillos, sus herramientas más preciadas; devoto del ajo; hacedor excelso de reinas pepiadas, tiraditos, cachetes de ternera y jabalí de antología; detractor confeso del fast food y las ensaladas porque “no me gusta hacerlas ni comerlas, eso se lo dejo a mi esposa Mariana”; comensal recurrente de los restaurantes Nobu, Michy y Ouzo y apostador de todo lo hecho en Ara Café, Sibaris o que esté preparado por las manos de Carlos García, Edgar Leal sabe que a sus 39 años le falta mucho por olfatear.
Por ahora, sigue alabando “la cocina tradicional, pues la comida y el tiempo disfrutado para alegrar el espíritu es lo que al final queda”; ensambla las páginas de dos libros, “uno en inglés y otro en castellano”, y continua recorriendo el mundo porque “este año nos toca Malasia, México y Madrid”.
Mientras apunta a su bitácora laboral viajera a Australia, el único continente que le falta por conocer, esta noche, como las cientos anteriores, al apagar las hornillas de Cacao, “ceno en casa entre la medianoche y las tres de la mañana”. En otras ocasiones más prudentes, lo acompañarán sus tres hijos y su escudera inseparable, Mariana Montero. A lo mejor, este año, a diferencia de los último ocho, si tenga la oportunidad de tomarse unas merecidas vacaciones.


domingo, noviembre 23, 2008

Claudio Nazoa, Caracas lo hace feliz

Como empleado público trabajó en El 23 de Enero, y como humorista lo hizo en todos los botiquines de esta ciudad, a la que ama porherencia familiar


Por Johan M. Ramírez
Foto: Natalia Brand





'Soy un caraqueño militante… como mi papá", dice de buenas a primeras Claudio, hijo del ilustre, del poeta, del gran Aquiles Nazoa, cuyo amor por la capital fue tan grande que no alcanzó a gastarse en una vida, y tuvo que heredarlo su hijo. Con su padre, lógicamente, aprendió a querer a esta ciudad, conoció sus rincones, descubrió El
Ávila en inolvidables excursiones familiares, y, aun en la distancia impuesta por
la dictadura, el joven fue formado en el amor "fanático" a Caracas.

"Cuando yo era niño, en tiempos de Pérez Jiménez, nos exiliamos en Bolivia tres años; pero te digo algo: durante ese tiempo jamás dejamos de vivir como caraqueños".

Caído el régimen en 1958, los Nazoa regresaron a la capital, y su entorno, como siempre, siguió llenándose con la estirpe artística de la época. "En mi casa nunca faltó un escritor, un pintor... yo crecí en medio de Jacobo Borges, Régulo Pérez, Alirio Palacios, Carlos Cruz Diez", enumera.

Con el tiempo siguió los pasos de su padre: se hizo humorista. Entonces recorrió los botiquines de Caracas con sus presentaciones. Los de la Baralt, recuerda, "son candela pura. Nunca olvido El Lobito, ¡qué bicho tan difícil! ¡Era un sitio horroroso... lo es todavía!", afirma. Aquella era la manera de ganarse la vida y, según confiesa, la forma de aprender a hacer humor genuino: "Es que lograr la risa en un botiquín es digno de admiración".

Así, pues, tanto en bares como areperías identifica el entorno justo para representar a Caracas. "En esos sitios converge todo tipo de gente. Si quieres mostrarle la ciudad a un turista, llévalo a una arepería a la una de la mañana. Allí encontrarás a los que vienen de las funerarias, de los matrimonios, los que comieron sushi y quedaron con hambre; esos son sitios fantásticos porque reúnen a la capital entera", asegura.

A fin de cuentas, es esa vida urbana la que influyó en su decisión de hacerse humorista. "Para ponerlo facilito: yo viví varios años en Villa de Cura, Aragua. Si me hubiese quedado allá, sólo habría sido un echador de broma. 'Ese tipo es un chalequeador', diría la gente. Al venirme a Caracas todo cambió".

Pero hace años, lejos de las luces y los escenarios, fue empleado público. Trabajando para el Consejo Nacional del Niño dirigió un taller de artes plásticas en El 23 de Enero, hasta que, paulatinamente, descubrió en la ciudad lo que el común de la gente no veía, y entonces, por decirlo, ahora le pagan. "Yo no cuento chistes, sólo hablo de la realidad caraqueña", señala.

Por ejemplo, aunque a todos nos disgustan los huecos, yo veo en ellos una gran utilidad. Para dar mi dirección sólo digo: 'Llega a La California, y cuando veas un hueco grandote en la esquina, cruza a la derecha, vas a encontrar una cloaca que huele hediondísimo, al frente, ahí vivo yo', y la gente llega sin 'pele'", dice.

Asimismo, prefiere divertirse con los motorizados que pelearse con ellos, aunque todavía se pregunta por qué cuando pasan al lado de los carros, van insultando a casi todos los conductores. "Es increíble que esa gente nos tenga rabia y uno ni siquiera sepa por qué", apunta.

Por eso, prefiere salir a pie. A veces usa el Metro, y, a pesar del "amuñuñamiento", le satisface saber que va más rápido que la gente que anda en las calles con sus carros de lujo.

A todas luces, en Caracas se ríe, se nutre, y encuentra la materia prima de su oficio. Tal vez por eso declara, sin lugar a dudas, que en esta ciudad es un hombre "absolutamente feliz".

Asistente de fotografía: Anita Carl



Fuente: Revista Estampas 04/03/08

jueves, noviembre 20, 2008

Piera Ferrari, 50 años diseñando para las venezolanas

De bajo perfil y reacia a las entrevistas, la diseñadora Piera Ferrari es firme de carácter y dueña de un ímpetu que no ha disminuido después de medio siglo dedicada a la confección de trajes nupciales en Venezuela.
Poco dada a las concesiones en sus diseños, la mujer que llegó de Italia a los 11 años, hizo de su estilo clásico y romántico una de las opciones predilectas de las niñas de sociedad

El paseo se repite unas 30 veces al día. La diseñadora Piera Ferrari, se levanta de su escritorio, ubicado en la planta baja de su tienda, y sube los 15 empinados escalones de madera que la separan del taller donde se encuentra su equipo de 16 costureras. Ni su edad, que se rehúsa a confesar, pero dice estar entre los 65 y 70, ni la caída que sufrió hace cinco años mientras vestía a una novia y que le afectó la columna, la detienen. La Ferrari –como la llaman muchos– es imparable: desde hace medio siglo se encarga de la confección de trajes nupciales y emprende jornadas de trabajo hasta de 12 horas.

Suele ir a su local de Paseo Las Mercedes vestida cómoda: zapatos de cuero y tacón bajo, amarrados en el centro; falda larga y holgada; blusa suelta, y un chal para protegerse del frío. Aunque repite que el tiempo le ha robado lozanía, y que con la cara que tiene no quiere saber de fotografías –aunque al final accede y posa–, su elegancia reposa intacta en sus maneras: la forma altiva en que levanta su rostro, la postura erguida con la que se sienta en su butaca color marfil, el rincón elegido para atender a sus clientas, y hasta el tono firme con el que dice que no le gustan las entrevistas. "La mejor propaganda para una persona es lo que hace", y explica que está tan copada que en menos de una semana debe entregar siete vestidos.





CARLA CANDIA CASADO ccandia@el-nacional.com

FOTOGRAFÍAS FELIPE DI LODOVICO fdilodovico@gmail.com

Piera Casella –el Ferrari viene del lado de la madre– es original de la Provincia de Piacenza, en Italia, de donde también es el diseñador Giorgio Armani. Llegó a Caracas a los 11 años en compañía de su tía Luisa Ferrari y el esposo de ésta. "Después de la Segunda Guerra Mundial, mis tíos regresaron para ver quién estaba vivo. Ellos dijeron: `Nosotros nos llevamos a Piera’, porque papá tenía asuntos por resolver. Meses después vinieron mis padres con mis dos hermanas (una mayor y otra menor)", dice con un sutil acento en su español.
Piera se asentó en el centro de Caracas, entre las esquinas de Cárcel a Monzón, cerca de la plaza La Concordia, pues allí vivía y tenía el taller de costura su tía. En el día asistía al colegio y en las tardes la ayudaba en el taller. Posteriormente, Luisa abrió la tienda Ferrari, en la Gran Avenida, cerca de Plaza Venezuela, donde confeccionaban prendas y vendían piezas de diseñadores europeos. "En aquella época las señoras de Caracas vestían muy bien, mejor que las de Europa, y tenían una clase enorme", dice.
La diseñadora de joyas Lilia López recuerda a la perfección aquel local en La Gran Avenida: "Mi traje de 15 años me lo hizo la tía Luisa. Ferrari tenía las mejores marcas, Giorgio Armani, Valentino, las camisas más bellas de Gianfranco Ferré". Cuando Piera tenía 18 años, su tía decidió volver a Italia, y la instó a que ella quedara encargada del negocio: "Tenía miedo. Yo le decía: `no te vayas, por favor, que la gente no va a venir más’, y ella me respondía: `tú puedes, Piera, tú puedes". Y pudo. Su temple no la dejó rendirse, y las clientas no dejaron de visitarla. Al contrario. Cada vez fueron más, y ahora se precia de haber vestido novias de hasta tres generaciones de una misma familia: "Venezuela es un gran país y las venezolanas son un amor", explica Ferrari.

Una inagotable voluntad tras los vestidos de novias


Durante esos días de trabajo en la Gran Avenida, Piera conoció a Manuel Callizo, un catalán que resultó ser el amor de su vida. A los 24 años se casó con un traje que le confeccionaron las costureras de su taller y desde ese momento se convirtieron en una pareja inseparable, pasaban sus fines de semana en una casa que tenían en La Colonia Tovar y con frecuencia andaban tomados de la mano. "Éramos un matrimonio bien querido. Él estaba pendiente de mí y yo de él. Estábamos muy enamorados", dice con una voz entrecortada, sin fuerza.
Hace 5 años Callizo murió por complicaciones cardíacas y con él, según atestiguan allegados y la Piera misma, parte de su ímpetu y tesón hacia otros aspectos de la vida que no fueran su oficio. Se sumergió en su trabajo y eso, para ella, fue una salvación. "Esto es mi vida. Siempre le pido a Dios que me dé fuerzas", revela. Rafael Méndez, fotógrafo de sociales y amigo de Ferrari, es testigo: "Cuando Manuel murió, ella dejó la vida social. Se convirtió en una persona cerrada, que quiere pasar desapercibida. Ella se ha batido contra la vida", asegura. A SU MANERA En 1974, Piera mudó la tienda Ferrari de La Gran Avenida a Paseo Las Mercedes, donde ha estado desde entonces. "Calladita como es, ha levantado una de las empresas más grandes en materia de novias. Ella hace los vestidos de los matrimonios más importantes del país", dice el diseñador de joyas George Wittels, quien tiene su tienda en el mismo centro comercial. Fredy Wittels, hermano del orfebre, inauguró en noviembre una mercería y le hizo un homenaje a Piera: "La mercería fue una idea que salió de ella. Le entregamos una placa que decía: `Honor a quien honor merece". El embajador de Italia en Venezuela también le entregó a Ferrari un distintivo por su contribución en el mundo de la moda.
Osmel Sousa asegura que trabajó con ella alrededor de 20 años, tiempo en el que la diseñadora elaboró numerosos trajes de noche para las concursantes del Miss Venezuela. "Es una de las creadoras de moda más importantes que tiene este país. Es una persona correctísima. No se anda con dobleces; si algo se puede, lo dice; si no se puede, también lo dice". Sousa relata cómo cada año le insiste a Piera para que elabore algunos de los vestidos que se llevan las misses a los concursos internacionales. A veces acepta, pero Ferrari dice que aunque por un tiempo hizo trajes de noche, en la actualidad sus novias no le dejan tiempo para nada más.
Verónica Rodríguez de Guruceaga, sus hermanas y su hija, conocen bien la más espectacular de todas las novias. Captó mi esencia y la de mis hermanas perfectamente y a todas nos hizo trajes diferentes. A mí me hizo una cola que salía desde los hombros", recuerda. Por eso, cuando su hija Verónica le anunció que se iba a casar, no dudó en llevarla a donde Ferrari. "Vistió a mi hija en la misma casa donde me vistió a mí. La emoción de Piera era inmensa".





Rodríguez presenció cómo la personalidad de Ferrari cambió desde la muerte de su marido, pero no así su mística. "Cuando me hizo mi traje era una Piera feroz, retadora y cuando se lo elaboró a mi hija era más serena. Sin embargo, el compromiso con ambas fue el mismo".
Cada vez que le llega una novia al taller, el proceso es más o menos el mismo: la recibe, la invita a sentarse en la butaca color marfil y conversa un rato largo con la joven. "En esa cita hablamos mucho y me voy dando cuenta de cómo es la personalidad de la novia, porque es muy importante su tipo físico, pero es esencial conocer el carácter. Los vestidos hay que saber llevarlos", dice Ferrari. Acto seguido comienza a dibujar varios bocetos mientras los discute con la clienta, y llegan al modelo deseado. Luego seleccionan las telas y le entrega una lista con recomendaciones para el maquillaje, peinado, zapatos, bouquet, y hasta el corsé. la confección del traje se toma de tres semanas a mes y medio.
Cuando trabaja casi siempre anda con un cinturón delgadito de donde cuelga una bolsita con alfileres que ella misma elaboró. "Su tic es juguetear con los alfileres. No sé cómo no se pincha", dice Lilia López. En las últimas pruebas les ordena a las novias que bailen para verificar que estén cómodas. Al final, asegura, todas quedan felices y radiantes. "Cuando les digo que no tuve hijos, ellas me dicen: `nosotras somos tus hijas". López define la complicidad entre Ferrari y sus novias de esta manera: "Piera es una eterna novia. Se involucra en todo lo que tiene que ver con esas niñas". Sin embargo, no suele ir a las bodas de sus clientas: "Si voy a una tengo que ir a todas". Ana Lía Daza, asistente de Piera desde hace 28 años, explica que no hay nada más importante para su jefa que la novia que está atendiendo: "Se concentra de una manera impresionante".
Si alguna clienta insiste en algo que no le va bien, ella se lo hace saber: "La primera vez se lo digo suave, la segunda vez con una intención media, la tercera vez le digo: `Si usted lo quiere, yo se lo hago. Pero si le preguntan, no tuve nada que ver con eso". Rafael Méndez reconoce que Piera es definitiva en su criterio. "Es muy directa, y cuando ve a una novia, le dice: `esto es lo que es’. No hace muchas concesiones". Por esta razón, no es raro escuchar entre las que ya se han hecho su traje nupcial con ella que al principio Ferrari inspira algo de miedo. "Después cede un poco y uno termina amándola", dice una novia.
Una de las costureras de Ferrari resalta el carácter contradictorio de Piera: "Es especial. Te puede regañar y al mismo tiempo acariciarte".
Pero a pesar de la firmeza de Ferrari, las jóvenes caraqueñas, del interior y hasta las que están residenciadas en el extranjero, continúan asistiendo a su taller, pues es obvio que su estilo clásico y romántico, que ella define como "femenino y delicado", tiene su público. Méndez lo explica: "Piera es quizás una de las personas que viste a la novia de novia y no de modelo, A ella le gusta cubrir, no mostrar". Gaby Espino e Irene Saez son apenas dos de las famosas que se han casado con sus vestidos.
Así, las novias llaman para concertar sus citas hasta con dos años de anticipación y ella les explica que es demasiado pronto. Para esa lluvia de muchachitas que sueñan con verse de blanco envueltas en encajes y otras telas vaporosas, Piera Ferrari está preparada. Para eso, y para los acontecimientos más inesperados: "Varias novias se han desmayado en mi vestidor. Un día vino un fiscal de Fomento y yo estaba con una novia desmayada dentro del probador. Le pedí que viniera otro día. Tan es así que le consulté a un médico qué hacer. En mi probador tengo almohadas para levantarles los pies y cobijas para arroparlas". Medio siglo entre novias no es poca cosa.



martes, noviembre 18, 2008

Edgardo Zerpa, artista plástico y fotógrafo venezolano

Su lente y pincel honran la fe en la sabiduría mística, tarro analgésico en el que deposita los principios remotos de la pervivencia humana. Numerario de una planicie que duerme anegada por las llagas de una segunda e indolente realidad, de sus contemplativos trazos brota el néctar equilibrante de simbolismos milenarios



Fotografía Nicolás Serrano

Viene de una convicción punzante: la vida es el escenario para enriquecer el espíritu con la incuestionable sapiencia de la naturaleza. Desvistiendo cuerpos anónimos, hace de la fotografía el recurso inmortal con el que congela la virtud edénica del desnudo visto como el estado prístino de almas que, sacudidas de “ropajes” mundanos, exhalan el goce del principio.
Enfocando sentimientos impalpables, alcanza la materialización prodigiosa de su efervescencia íntima en una marcha gráfica signada por la exaltación monocromática del blanco y el negro, dos enemigos reconciliados en la intención de escenificar los vaivenes de la desintoxicación cosmopolita. En su antropocentrismo reflexivo y espiritualidad piadosa, ruge también el resultado de una colorista búsqueda plástica en la que escarba devociones religiosas, esferas sagradas y profundos alientos hinduistas. Ambos remos orientan una corriente que frota la piel de la belleza con el fin último de hacer erizar los ojos e invocar los mandalas de la dicha.

¿Cuál fue la atmósfera familiar en la que creció?


Soy el cuarto de seis hermanos. Los recuerdos más agradables tienen como centro a mi abuelo, cabeza de familia quien me enseñó gran parte de los valores que aún me acompañan.


¿Quiénes fueron los personajes o influencias que impulsaron su vinculación con el Arte?


Mi maestra Luisa Elena Páez quien me ayudó al arranque de esta pasión. Junto a ella realicé mi primer trabajo. Si de influencias artísticas se trata, aparece por una parte Miró y, por otra, Luisa Richter. Otros de mis puntos de inspiración se anclan en lo místico, lo religioso, la simbología, la naturaleza, los indígenas y el ser humano en su esencia primigenia.
¿Cuáles han sido los terrenos académicos transitados? Me he volcado autodidactamente al Diseño de Interiores y Paisajismo abonado por múltiples experiencias y estudios particulares.

¿Cuáles son los temas conceptuales y los mecanismos -a nivel de técnica- que han signado las diversas etapas de su evolución?

Algunos de ellos son la escritura oriental o vikinga, pero no en su significado propiamente, sino como forma; también incluyo la decoración de la imagen a través de colores atractivos y transparentados que dan sensaciones de luces que tienen que ver con el umbral del alma. Por otra parte, mi argumento fotográfico alaba la pulcritud de la belleza abstracta y general. Fusiono el cuerpo perfecto o normal -de modelos o indígenas- con mis pinturas simbólicas, lo que enriquece las decodificaciones. Todo está relacionado con el hombre y la tierra, lo que hace mi trabajo multicultural y multirracial.


¿Qué episodios lo llevaron a decidirse por el arte y cuáles fueron los temas que sustentaron sus primeros trabajos?


Fue en el año 1998, guiado por la maestra Luisa. En principio realicé una serie de trabajos de contenido paisajista pero también abstracto. La aceptación fue realmente sorprendente, lo que me animó como artista. Posteriormente experimenté con la simbología y, más tarde, con lo estético, místico y religioso.



Usted ha declarado que “al conocerme, recorrerán un viaje místico, donde el olor a sándalo, la meditación, el yoga y el ser humano se mezclan como un abanico de colores en el que está cimentada mi idea de existencia: ‘Vive tu vida según tu propia verdad”. En el marco de esta convicción, ¿cuál es el papel que cumplen estas herramientas en su obra?


En mis fotografías, el ser humano es el centro, pero atrapo en él su estado original, la belleza de su desnudez. No hay algo más hermoso que lo natural y nada más natural que las líneas de un cuerpo libre. El Yoga y la meditación representan los vehículos a través de los cuales logro concentrarme hasta que aparecen los colores y las texturas de mis obras.


¿De dónde proviene su vinculación con el Hinduismo y hasta dónde ha profundizado en su sabiduría?


Es uno de los motores principales que impulsa mi desarrollo creativo. Soy amante de la cultura hindú, eso me llevó a practicar Yoga, meditación y a profundizar en el conocimiento de su simbología mística y en las deidades presentes en esa religiosidad oriental, lo que a su vez me condujo a investigar sobre los mandalas que, desde el punto de vista espiritual, son centros energéticos de equilibrio y purificación que ayudan a transformar el entorno y la mente. También se definen como sistemas ideográficos contenedores de un espacio sagrado.


¿Cuáles son los aportes de la simbiosis fotografía-pintura?


La Fotografía atrapa imágenes irrepetibles mientras que la Pintura expresa mi sentir. He puesto a dialogar ambos matices artísticos para crear sensaciones únicas.
¿Cuáles han sido las mayores glorias vividas en los contornos de una cámara y, luego, de un pincel?


Una de mis mayores glorias fotográficas fue poder captar con mi cámara el glaciar Perito Moreno de La Patagonia, la magia cromática de la naturaleza que allí posó Dios me dejó sin palabras. En la plástica, el concretar el proyecto de mis Mandalas, recibir la aceptación del público, que hasta la fecha se mantiene, y ser seleccionado -entre 15 artistas latinoamericanos- para realizar los reconocimientos entregados a artistas como Ana Torroja, Miguel Bosé, Cristian Castro, Juanes y Rosario Flores, entre otros, en el marco de los Latin Grammy Awards 2003, han significado grandes triunfos en mi carrera, al igual que mis más de 20 exposiciones individuales y colectivas logradas tanto en Venezuela como en Madrid, Estados Unidos y Argentina.


Goethe afirmó una vez: “Si yo pinto mi perro exactamente como es, naturalmente tendré dos perros, pero no una obra de arte”. En este sentido, a su juicio, ¿dónde radica la maestría y valoración de una obra de arte?


La naturaleza ha creado todo, sólo toca transformar su imagen. En efecto, una obra maestra debería tener una carga de cierto misterio venido de la inserción de características o sentimientos que salgan del alma del autor. En ese toque de particularidad que todo artista posee radica la maestría. La valoración es equiparable a su capacidad de transmitir y hallar ese sello original.



¿Cuál ha sido su búsqueda plástica y, a pesar de su trayectoria, qué le falta por conquistar?


La vida para mí es una inmensa pared blanca decorada por pequeños mosaicos, pedazos y recuerdos que, en conjunto, hacen lucir una inmensa obra maestra. Mi búsqueda es -y seguirá siendo- mi verdad, así comprenderemos que el mundo es nuestro y que la certeza está en cada uno de nosotros.



Contacto:
www.edgardozerpa.com.ve
Galería de fotos


Fuente: CG Latin Magazine


domingo, noviembre 16, 2008

Jóvenes que toman la batuta, los nuevos magos de las orquestas

Tienen menos de 35 años y dirigen distintas orquestas de Venezuela y el mundo. Paralelamente al fenómeno Dudamel, hay una generación que se sube al podio con sobrado talento.
Los nuevos magos de las orquestas
De la punta de sus "varitas" salen maravillas. Inspirados por el empuje de José Antonio Abreu, cinco miembros de una creciente ola de batutas cuentan cómo suben al podio para refrescar la música clásica en Venezuela

--Magaly Rodríguez mrodriguez@el-nacional.com
--Fotografia Marcel Cifuentes marcelcifuentes@gmail.com
--Producción Franciest Poller fpoller@el-nacional.com
--Utilería Yanise Tinoco
El Nacional - Todo en Domingo



Diego Matheuz

Claudio Abaddo se cansó. El director italiano, quien fuera director artístico de La Scala y llevara las riendas de míticas orquestas como la Filarmónica de Berlín y la Sinfónica de Londres, le pasó la batuta a Diego Matheuz durante un ensayo en Sevilla. "Toma, dirige el segundo movimiento". El joven violinista lo miró perplejo y le respondió con sinceridad. "Maestro, no puedo. Tengo un hombro lesionado". Abbado ni se inmutó.

"Tranquilo, hazlo con una sola mano". Hoy Matheuz recuerda la honorable anécdota con una risa sonrojada. "Por supuesto que del tiro se me fue quitando el dolor.

Empecé a dirigir con una mano y terminé con todo el cuerpo. Casi me desarmo".

Hace un par de semanas, Matheuz fue el encargado de conducir a la Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar en Oviedo, España. Era la primera presentación de la emblemática orquesta luego de que José Antonio Abreu recibiera el premio Príncipe de Asturias de las Artes.

"Esa gente se volvió como loca, como cuando fuimos al festival de los Proms en Londres. Se matan por nuestras chaquetas. Nos ven como estrellas de rock", se ríe el barquisimetano de 24 años.

A Diego Matheuz no le ofende que lo asocien informalmente como "el suplente de Dudamel" al frente de la Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar. "Ni Christian (Vásquez) ni yo montamos una obra pensando que suene como Gustavo la montaría, sino como a nosotros nos gustaría escucharla. Cada director tiene un estilo y la orquesta sabe adaptarse a esas cosas. Lo bueno es que la gente joven también está más abierta a esta música: hay chamos que van a los conciertos y que nos escriben por Facebook para felicitarnos".

Carlos Izcaray

Como él, una precoz generación de directores se sube al podio con bríos indetenibles, bajo el ala del exponencial sistema musical de Abreu. Muchos dirigen orquestas nacionales y ya han probado la conducción internacional. Vuelven triunfales de los concursos de dirección y las invitaciones foráneas les llueven. "Este auge tiene mucho que ver con la enorme cantidad de orquestas que necesitan conductores, y sin duda también tiene relación con el renombre que Gustavo (Dudamel) le ha dado al oficio", dice Carlos Izcaray, a quien la pasión por el podio le viene de casta. Su padre –el reconocido director Felipe Izcaray– fue quien lo inició en los vaivenes de la batuta. "Uno lleva el pulso de cómo respira la orquesta, y como aquí hay tantas para dirigir, las horas de vuelo ayudan mucho", señala.
Carlos Izcaray también ha afrontado sus propias etiquetas, pues muchos músicos lo conocían con informalidad como "el chamo" de Felipe Izcaray. "Eso me pasó muchas veces, pero cada vez menos. Hay gente que al principio asumía que me dejaban dirigir orquestas sólo por ser hijo suyo. Negar a mi papá sería absurdo, porque es una ventaja que él me enseñara tanto", señala. "La forma de ganarse el respeto es estudiar mucho, no desperdiciar el tiempo, confiar en que la orquesta puede corregirse sola hasta cierto punto, sin criticarlo todo", explica. "Hay que saber surfear entre cuándo motivar como un entrenador y cuándo imponerse como un fiscal. No se puede complacer a todo el mundo. Uno debe transmitir seguridad, saber representar al grupo y respetar el trabajo de cada cual, porque a muchos directores se les olvida lo que es ser instrumentista", dice Izcaray, quien comenzó como cellista.


Elisa Vegas

Para Elisa.
Quien busque a la directora Elisa Vegas y espere a una señorona encopetada se va a llevar una grata sorpresa. A sus 22 años, en zapatillas y con el pelo peinado en una media cola, Vegas está habituada a dirigir grupos de todas las edades: su varita precoz conduce la Orquesta Infantil y la Juvenil de Chacao, y es directora asistente de la Orquesta Sinfónica Municipal de Caracas. La joven clarinetista, que fue como oyente a un curso de dirección para acompañar a un amigo, destacó entre 70 personas y terminó dirigiendo el concierto final. Hoy es pupila del director Rodolfo Saglimbeni.

En un medio en el que se espera que el director sea un hombre maduro, la frescura femenina de Vegas podría parecer casi fuera de lugar, aunque eso no le preocupa.

"Me ha tocado dirigir a músicos que son mayores que yo y a gente que admiro muchísimo. Claro que para algunos al principio es un
shock que los vaya a dirigir una
mujer, y que además sea tan joven, pero si uno llega con la obra bien estudiada y sabe lo que está haciendo, eso pasa a un segundo plano. Un director pierde o se gana el respeto de una orquesta en los primeros minutos: si los demás perciben que tienes criterio y una idea sólida de lo que quieres, deja de importar el sexo o la edad que tengas. Simplemente eres diferente".

Christian Vásquez

¿Qué hace un director?
Si la orquesta ensaya durante semanas y si la partitura está bien aprendida, ¿para qué hace falta un director? Los jóvenes conductores están habituados a estas preguntas indelicadas sin tomárselas a pecho.

"Uno viene siendo como el Dj que se ocupa de mezclar la música, de organizar lo que va a hacer cada instrumento e ir ensamblándolos todos", explica Christian Vásquez.

"Uno es quien va decidiendo el tono de la obra sin alterar la intención del compositor, el que le da color a la partitura cuando decide si los violines son más melancólicos o más alegres, si los clarinetes son más brillantes o más sutiles.

Aunque es verdad que la partitura ya está escrita y que casi todo está ahí, las formas de ejecutarla son infinitas, y si el director no está allí hasta el final para encarrilar las cosas, con tanta gente todo puede salirse de control".


Dietrich Paredes

¿Se puede improvisar durante un concierto?
"¡Claro que se puede!", dice Dietrich Paredes con entusiasmo. "Por supuesto que uno no va a inventar a última hora una cosa descabellada que irrespete la obra, pero si cuando estás ahí parado sientes una emoción tal o quieres resaltar algo y se lo transmites con los gestos a la orquesta, ellos te siguen".

¿Qué se siente justo antes de entrar al escenario?
"A mí me dan ganas de ir al baño. A veces voy corriendo y otras me aguanto", dice risueño Matheuz. "Esos segundos previos a la salida del director me encantan. Es un nervio hermoso", confiesa Paredes. "Sientes la energía de que vas a dejar el alma ahí arriba y lo que quieres es que la gente se la lleve".

OJSB - Mambo. Auditorio Principe Felipe. Oviedo. Octubre 2008




Fuente:
El Nacional - Todo en Domingo

sábado, noviembre 15, 2008

Juan Manuel La Guardia, el par de una chiflada capital

Primero recorrió Caracas. Ahora lo hace en moto y transporte urbano. Reconoce al conductor capitalino como héroe anónimo de la nación



Foto: Natalia Brand

Por Johan M. Ramírez
Habló sin parar por una hora. Hizo una fiel descripción de la Caracas actual, la que habita en el fragor de las autopistas imposibles; contó la historia a diario repetida en los autobuses repletos y los carros atascados, esos que han debido convertirse en oficinas. Habló de la proliferación de motorizados, del sinfín de huecos en las calles, y del heroico chofer que sobrevive a esta "ciudad de orates, donde hasta el más cuerdo ya dio un salto a la locura".


Juan Manuel La Guardia, o el Sargento Full Chola (apodado sargento pues de veras lo fue como militar), dibuja la capital con tal precisión porque, dice, es un hombre de la calle. "Siempre estoy hablando con la gente, me monto en un carrito, en un autobús, en el Metro. Eso me permite sentir la ciudad".


Locutor desde hace treinta años, define a Caracas como una aventura cotidiana, y a los caraqueños los compara con Indiana Jones, pues resisten sus traicioneros peligros: evitar el motorizado, la gandola, la buseta y los huecos a la vez. "El conductor es un héroe nacional. Es como el soldado desconocido".


Bromea y sigue retratando su ciudad, hablando ahora sobre la lluvia. "Con el agua los huecos no se ven y la cola se multiplica; los motorizados se amarran bolsas en los zapatos, con una de aseo se cubren el cuerpo, y pasan volando entre los carros.


uando uno ve ese disfraz por el retrovisor, piensa que es algo raro que viene a atacarlo", dice. Sólo la risa le obliga a una tregua, pero en seguida remata: "Y ni se te ocurra ir a Chacao, porque si tienes una emergencia y llamas por teléfono… ¡te fregaste!".


Mientras puede, se traslada en motocicleta. Primero, para evitar el tráfico. Segundo, porque ama andar en dos ruedas. Sin embargo, también usa el transporte público. "Al Centro siempre voy en Metro: me encanta esa jauría. Otras veces me voy en taxi. Lo mejor para hablar es un taxista. ¡Ellos son enciclopedias de la calle!", dice, y de esas experiencias obtiene material para su programa. "La otra vez me monté en una camioneta y el conductor me dijo: 'Pana, di en la radio que la gente no coma dentro del carro, porque lo tengo lleno de chiripas'". En efecto, al otro día el Sargento lo anunció en el espacio que conduce a diario, de 6 a 9 de la mañana, por Fiesta 106.5 FM.


Full Chola, publicista, locutor, cantante, y dueño de Radio Tiburón, en La Guaira, casado y con cinco hijos, hace un llamado a la gente a que camine por el Centro. "Eso sí es conocer la ciudad", afirma, y de nuevo rescata la esencia de la calle: "No hay nada más exótico que la estrategia de venta de un buhonero. Ellos deberían ser gerentes empresariales", asegura. "Tú llegas buscando unos lentes, y te vas con un juego de herramientas", dice sonreído.


Entonces recuerda sus inicios: voló sobre Caracas durante cuatro años para reportar el tránsito desde la avioneta Tango Tango Fox, para RCR. Luego llegó a Radio Capital, donde otra vez asumió la tarea de registrar el tráfico, ahora desde lo más alto de la Torre Oeste de Parque Central. El nido del halcón se llamaba, y desde allí, con la ciudad como panorámica sin igual, terminó enamorándose de esta urbe. Hoy día, Juan Manuel sólo pide, con humor, que a los caraqueños se les entregue, junto a su pago mensual, 30 pastillas antiestrés, una para cada día, de modo que vivan una metrópolis más tranquila. Mientras tanto, él seguirá en la radio, como siempre, "siendo el par de una chiflada capital".


Fuente: Revista Estampas-La Caracas de ...
Asistente de fotografía: Anita Carli

miércoles, noviembre 12, 2008

Marco Granados, flautista venezolano vuelve a sus raíces con su nuevo disco

El flautista venezolano Marco Granados presenta hoy en Nueva York su nuevo disco Música de Venezuela , que define como una obra de amor y con el que vuelve a sus raíces con lo más significativo del folclor de su país fusionado con otros géneros musicales.
Esta es la cuarta producción musical de Granados que ha tardado tres años en terminar, ya que es el mayor desafío al que se ha enfrentado como músico

11/11/2008 EFE.-Ruth E. Hernández Beltrán


Este es un disco del que estoy muy orgulloso. Me tomó mucho tiempo, mucho esfuerzo, ha sido una obra de amor. Este proyecto le da seguimiento a mi primer y segundo disco , agregó el músico, reconocido por tocar algunas de las composiciones más difíciles escritas para flauta
A las composiciones de Astor Piazzola le dedicó su tercer disco, argumentó Granados, que comenzó a tomar clases de música a los nueve años, luego de que su padre fundara una escuela en el pueblo de San Juan de Colón, capital de Ayacucho, en los andes venezolanos.
Su padre, un aficionado a la música muy intenso , quería que sus hijos estudiaran música pero no había dónde ni con quién en su pueblo, por lo que optó por fundar la escuela, a donde acudían todos los niños del pueblo porque era gratis.
Granados, a quien además se reconoce como un embajador de la música venezolana por el mundo, recordó la complejidad de algunos de los temas de Música de Venezuela , algunos de autores jóvenes de su país vinculados al jazz y al folclor.

Este proyecto musical incluye desde el complejo joropo con estribillo hasta el merengue con acentos de jazz, pasando por baladas y canciones de cuna hasta calypsos de Trinidad, todo teniendo como base el folclor venezolano.
Desde el punto de vista de la flauta y técnica este disco es el mayor reto de los que he hecho , aseguró Granados, que a los 12 años formaba ya parte de la banda de conciertos del estado de Táchira (donde se ubica San Juan de Colón).
Un año después, la Orquesta Sinfónica de Cleveland le otorgó una beca para estudiar en esa ciudad, luego de escucharle tocar la flauta en un cassette que el joven les envió y a cuyos componentes conoció en un viaje a Caracas.



Granados interpretará hoy ocho temas de su nuevo álbum en un club en Manhattan junto a Jorge Glem en el cuatro, el bajista Gonzalo Teppa y la cantante y cuatrista Jackeline Rego en la percusión.
El músico se mostró complacido de compartir escenario con Rego, radicada en San Francisco (California), de quien dijo es una de las grandes pioneras de la música venezolana en EEUU . También tendrá como invitado al percusionista Neil Ochoa.
La carrera de Granados ha estado llena de coincidencias desde que a los trece años convenció a su padre de dejarle ir a Cleveland.
Por coincidencia, en el mismo avión en el que se trasladaba a esa ciudad viajaba uno de los músicos de la Sinfónica, a quien su padre le preguntó quién tocaba flauta en la orquesta.
Le dijeron que Maurice Sharp, una leyenda de maestro , señaló además Granados, quien recordó que durante el verano ganó una concurso de flauta en Cleveland, por lo que el director del curso que hacía le presentó a una audición con Sharp.
Normalmente sólo aceptaba estudiantes de maestría y yo tenía catorce años. Audicioné y Sharp me dijo que me quería como alumno , dijo el venezolano, que recordó su sorpresa y la de su padre cuando por teléfono le dijo que no regresaría a Venezuela al final del curso.



A los 16 años Granados terminó la escuela superior en Cleveland y se trasladó a Nueva York, donde conoció a una estudiante de flauta de la escuela de música Julliard.
De nuevo una coincidencia en la vida de Granados, pues cuando ensayaba con la estudiante llegó el primer flautista de la Sinfónica de Nueva York.
Me preguntó si quería estudiar en la Julliard y le dije que sí, pero que no había cupo. Dijo no importa , llamó al director y al día siguiente ya yo estaba en la escuela , indicó.
No sé si fue el destino, pero sí una bendición de Dios. Ese fue probablemente el año mas difícil de mi vida, solo en Nueva York a los 16 años , afirmó Granados, quien tras año y medio en la ciudad en la que ahora reside, postuló con la Sinfónica de su país para el puesto de solista, aunque terminó como asistente de la primera flauta a los 18 años.
Granados subrayó que se ha dedicado a tocar la música de su país -además de la enseñanza- porque es muy única en ritmo, no tiene que envidiarle a ninguna del mundo, y para la flauta requiere mucho compromiso y dedicación. Es un reto, siempre tengo que estar practicando . EFE




http://www.venezuelademo.com/musicos/artistas/marco-granados.pdf