martes, marzo 31, 2009

Armando Vargas, comunicador sin fronteras

A través de la señal de la cadena española Tele Madrid, este venezolano llega a un público inmigrante que reconoce en su trabajo un espacio para conocerse más.



Los cinco años que lleva en España no han logrado que el acento ibérico suplante su seseo venezolano. Armando Vargas es comunicador social graduado en la Universidad Central de Venezuela, y a sus 37 años de edad tiene el orgullo de decir que es el único y primer venezolano que trabaja frente a las cámaras de un noticiario en el canal de la Comunidad de Madrid.






Y es quizás ese innegable nexo con Venezuela lo que más le atrajo de Vargas a los productores de Telenoticias Sin Fronteras, un programa, donde de lunes a viernes presenta noticias de relevancia para inmigrantes, mientras que los sábados comparte la misma labor con colegas de Costa de Marfil, China y Marruecos.

A este falconiano de nacimiento, pero caraqueño de crianza, el destino le supo retribuir su decisión. Abandonar el violín, luego de diez años de práctica en la Orquesta Nacional Juvenil, y escoger como carrera el periodismo hoy le ha rendido sus frutos. Ninguno de ellos consecuencia del azar.

-¿Qué fue lo que más le costó al tomar la decisión de salir de Venezuela?


-Primero, saber que no hay marcha atrás. Pero lo más difícil, además del tema familiar, fue el laboral. Salí del país porque a mi esposa le surgió la oportunidad de estudiar fuera, así que lo que había logrado como corresponsal de CNN en Venezuela y como periodista de Globovisión se quedó allí. Me quedé con la espina de seguir haciendo cosas en mi país, pero eso me ha mantenido conectado con Venezuela.

-¿Le afectó el cambio de ritmo de trabajo? ¿Cómo fue esa primera experiencia como periodista allá?

-Es como ir manejando a 120 km/h y frenar de golpe. Empecé con corresponsalías para NBC, Telemundo y Reuters, era un trabajo mucho más tranquilo, no se comparaba con el ritmo de Venezuela. Pero así me organicé para hacer otras cosas y no andar siempre en la carrera.

-Estando en España, ¿cambió su visión como periodista?

-Estar afuera ayuda a relativizar los hechos y quizás darle más relevancia a otras cosas. He aprendido que lo importante es la pluralidad, y que la persona tiene la libertad de escoger un medio que sea afín a su manera de pensar.

-¿Qué es lo más importante que le ha pasado profesionalmente en España?


-Llegar como cualquier inmigrante y poco a poco tener una posición como la que alcancé en Telenoticias Sin Fronteras. En principio se trató de un noticiero para extranjeros, pero en la calle me he dado cuenta que a los españoles les interesa tanto como a los inmigrantes. Con esto puedo ayudar a que ellos se abran a lo que pasa en el mundo. Ese es uno de mis objetivos, romper estereotipos y cambiar visiones.

-¿Se considera exitoso?

-Me considero una persona muy normal. Como yo, hay miles de ciudadanos que están haciendo su trabajo bien, y lo hacen para tener un mundo mejor. Uno debe cumplir sus responsabilidades, y en la medida que se desempeñe bien, puede alcanzar los éxitos. De esta manera uno se convierte en embajador dentro de la sociedad en la que vives. Como yo me comporte hoy, los españoles verán en el futuro a los venezolanos.

-¿Siempre quiso ser periodista?

-Sí, definitivamente. Lo que más me gusta es poder ser el espejo de las cosas que están pasando, en mi caso, poder informar a los españoles de lo que pasa en América Latina. Tener la satisfacción de que otra gente se entere de la verdad y de los temas que ya uno conoce. Siempre he llevado la espina periodística conmigo, incluso hasta cuando no estoy trabajando.


Fuente: Edición 99 Anivesario EL UNIVERSAL






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